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viernes, 21 de mayo de 2010

SE ACERCA EL SAMPREDRO


Las festividades de San Juan y San Pedro en el Huila, han sido las celebraciones populares más tradicionales en su historia cultural, originarias de la colonización española. Estas fiestas de San Juan provenía de una antigua tradición: el culto al solsticio de verano que celebraban los Celtas y los Latinos.
Al enraizarse en Neiva, su capital, las fiestas sostuvieron las tradiciones hispánicas, a la vez recibieron aportes indígenas, de esta manera crearon unas nuevas tradiciones que se fueron consolidando durante los años finales de la colonia al azaroso tránsito de la república en el siglo pasado.
Como todo en esta vida cambia, como lo llegue a decir en uno de mis ensayos “hasta el amor profesado a alguien”, la transformación del tiempo hace de las suyas. Las fiestas han ido transformando sus contextos, sus prácticas y sus símbolos. Han ido cambiando sus significados, esto es consecuencia de los procesos internos que ha vivido el departamento (clases sociales, conocimiento de otras cultural, cambio en la economía, etc), y la desterritorialización cultural propuesta por los medios masivos y la globalización.
Neiva es una ciudad relativamente pequeña, y en esta condición, debería tener una gran apropiación de su cultura, de su música, de sus raíces. Pero ¿qué pasa? En las fiestas de San Juan y San Pedro como en todas las fiestas de Colombia es centro de turistas, de baile, de integración familiar; y lo que se escucha en los centros de baile (estaderos-bares) no es exactamente bambucos, rajaleñas y tal vez y pocas veces el Sanjuanero huilense.
Por otro lado, las peñas culturales donde se expone la cultura huilense a flor de piel, con música de la región, cuentan con pocos espectadores. ¿Será que nos avergonzamos de lo que somos? ¿De ser opitas? Eso es lo que se siente y se ve, porque cambiamos las rajaleñas por el vallenato, lo escuchamos en cada esquina, como si fuéramos costeños, o estuviéramos en el festival vallenato.
Hace veinte años nuestros abuelos preparaban el asado huilense con rajaleñas. Ahora las cosas han cambiado radicalmente. Por un lado están los que se derrochan con la música costeña. Por el otro están los más jóvenes que se apropian de otras culturas lejanas, formándose alrededor de un estilo de música, de forma de vestir, de pensar.
Pero, a pesar de toda esta desterritorialización que hay en la región, que no solo se debe a la pérdida de la cultura, sino que también a la falta de conocimiento que tiene los neivanos de la historia de su ciudad; las fiestas llegan con pasos fuertes a la mitad del año, con el ritmo del sanjuanero que a muchos, como yo, nos hace hervir las venas.
Ayer en la Universidad Surcolombiana, se celebró el San Pedrito interno de la institución, con grupos de danzas, con canto de rajaleñas, y con la interpretación del baile por parte de las compañeras de las diferentes facultades, donde terminó elegida como reina de la universidad, la estudiante del programa de Educación Física por su buena interpretación del baile. Mientras tanto, en la Plaza de Banderas de la Gobernación, se iniciaba la apertura oficial del festival, y con esto el inicio de las fiestas en el Huila, con rajaleñas entonadas con tamboras y maracas y el tradicional Sanjuanero huilense, sus desfiles y cabalgatas. Y Neiva se convierte en la sede principal de Reinado Nacional del Bambuco, donde las parejas de bailarines lucen ese traje deslúmbrate y esa falda llena de primavera y de riqueza, típico del folklore huilense

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